Manuel Tovar


Despedida a Destiempo

Cuando me marché por primera vez de Manuel Tovar, lo hice con la valentía de una heroína y con la tierna fé de quien cree que los peluches hablan entre ellos cuando nos dormimos.

Dejé atrás una vida, unos grandes amigos, un piso en el que estaba a gusto…

En esos seis meses no tuve suerte. No salvé a nadie de nada, más bien me hundí yo.

Tan sólo tres llamadas a antiguos compañeros y coordinadores me bastaron para devolverme la sonrisa.

Podía volver cuando quisiera. Tenía trabajo el mismo día que pisase tierra madrileña.

La sensación de reencontrarme con mi antigua vida, a la que tanto echaba de menos… fue tan grande, tan llena…

Pero poco poder de decisión, no saber donde ubicarme, un ambiente que se puede masticar, mis continuas quejas y una ausente formación han hecho que el 20 de Junio me vuelva a marchar.

Esta vez no dejo nada, llevo todo lo que he ido adquiriendo conmigo.

La parte mala… Que también me quedo con mal sabor de boca. Me marcho justo en una época en la que TODOS hemos sacado a relucir nuestra miseria. La presión del pliego no ayudó para nada. De hecho, este ha sido uno de los factores clave para que determine mi marcha.

No quiero recordar estos dos meses con estrés, y os prometo que lucho contra ello con cada recuerdo vuestro.

Gracias a los que habeis hecho que mi visita catapulta en Manuel Tovar haya sido más llevadera.

Evidentemente esto no se trata de una despedida en toda regla, solo que quería escribiros algo en el blog ya que se me ha dedicado una entrada pa mi solita. (Gracias Carmenuela «Atchús! Sepultura»)

Ya sabeis donde encontrarme. =)

Ha sido divertido habernos maltratado